jueves, 9 de diciembre de 2010

Ciudad ilusoria (Ciudad independencia, Habitabilidad, Vivir adentro)

Ciudad ilusoria
(Ciudad independencia, Habitabilidad, Vivir  adentro)

Nuestra visión de espacio se cristaliza en la noción de territorio pero esto sólo ocurre mediante un proceso de perpetuación de creación de identidad y de símbolos que cohesionan a un grupo de individuos que comparten necesidades cotidianas, costumbres y tradiciones. Pero estas entidades se enfrentan al inevitable crecimiento de la sociedad, al crecimiento de la “mancha urbana” que amenaza los estilos de vida y las formas de relacionarse.  Esta forma de convivencia da cuenta de una organización sobre el espacio que permite interrelacionarse, forjar costumbre con los símbolos geográficos en los que se hacen residir valores que mantienen unida a la comunidad. En este sentido hay un esfuerzo continuo por ordenar el espacio en el que se vive con las necesidades latentes de los habitantes.
“No es edificar edificios a ver qué pasa”. Esta sentencia proveniente de un arquitecto refuerza la visión de que el espacio es ordenado no para congregar a un número de personas en habitaciones, lo que se hace al crear un asentamiento es demarcar las condiciones físicas en las que la convivencia entre personas llevaran a la habitabilidad de dichas construcciones, convirtiéndose estas en viviendas. Sin embargo, esto requiere de un esfuerzo participativo de parte de las disciplinas, autoridades y los habitantes para que, en el mejor de los casos, “se respete la cultura de la gente.”
Vemos entonces que se hace necesaria la creación de cuerpos organizados, provenientes de las mismas comunidades, que impulsen políticas y acciones de conservación y planeación de su entorno. Muchas veces esto es un esfuerzo para mantener cierta organización tradicional del espacio y conservar costumbres, de esa forma mantener la habitabilidad dentro de un conjunto de viviendas. Sin embargo, y cada vez es más ostensible, la “mancha urbana” se extiende fuera de proporciones y hace casi imposible llevar a cabo acciones de organización. Esto es más evidente cuando hacemos referencia a la gran mayoría de la población que no cuenta con una vivienda y se enfrenta con una realidad donde la carencia de servicios y la marginalidad son un impedimento para su desarrollo integral como familias e individuos.
La cotidianeidad de muchos mexicanos, donde la vivienda en que reside le impide desarrollarse de forma integral dentro de su comunidad. Esto no es dotar de voluntad a algo físico, más bien tomar en cuenta la importancia que reside en la forma de vivir de las comunidades en la ciudad, la forma en que crece y el fondo que se esconde en esa forma muchas veces definida por las reglas del mercado y no por la búsqueda de la “calidad de vida”.
Dentro de diversas disciplinas, como la arquitectura, la sociología, etc. podemos encontrar posturas que convergen en lo mismo: no hay una preocupación del estado ni de la iniciativa privada por crear viviendas que sean entendidas como un espacio de vida, donde se organizara la comunidad creando lazos afectivos entre si y buscando satisfacer las necesidades que los tiempos vayan imponiendo. La solución a esta circunstancia es tener claro lo que es la vivienda de interés social, esa vivienda que pueda ser accesible a los grupos de menores recursos económicos y que tome en cuenta sus necesidades para conformar barrios, comunidades, partiendo de proyectos participativos que ayuden a la conformación de estructuras barriales donde la convivencia sea parte activa.
Pero no se puede, ni se debe, perder de vista que el plano que necesita una mayor atención es el de las viviendas populares. La escases de recursos y el déficit de vivienda lleva a este sector a extenderse hacia la periferia donde la falta de servicios y lo alejado de los centros urbanos los envuelve en una problemática de desgaste y de, en últimos términos, de supervivencia.
La visión de este documental desde la arquitectura va encaminada a reflexionar sobre el tipo de ciudad que se quiere construir, sobre el tipo de comunidades que s requiere para organizar a la población ya no en términos de espacio solamente, sino en términos sociales como individuos dentro de una comunidad que responde a necesidades especificas y, mediante la organización, sabrá como satisfacerlas en conjunto con autoridades y los involucrados en la planeación de viviendas.


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