Comentario de Ciudad de Dios

Ciudad de Dios (Cidade de Deus) 2002

Dir. Fernando Meirelles

La escena de “los enanos” caminando por una de las calles de la favela, planeando elevarse en la pirámide social por medio del crimen, sintetizaría el argumento de la película, es decir, refleja una dinámica de supervivencia que se rige por la violencia y la corrupción en todas las esferas. Hablamos pues de una parte mayoritaria de la sociedad donde la pobreza elimina cualquier posibilidad de mejorar sus estatus social y donde el castigo parece ser la mejor arma para contrarrestar la falta de control y de capacidad de satisfacción de una base social creciente y en la pobreza. Esto no es más que la pérdida del monopolio del estado sobre el ejercicio de la violencia.

Ciudad de Dios es la representación de la vida cotidiana en las ya famosas favelas, donde se vive una “continua guerra” por la supervivencia, sin hacer referencia solamente a la relación traficante-policía sino a todos los ámbitos de la vida. Es importante resaltar que la inexistencia de las instituciones oficiales presupone la construcción de normas que rigen el comportamiento de los individuos que forman parte de la comunidad. Es por ello que “Ze pequeño” impone un equilibrio donde los negocios no sean perturbables, más aún, tiene la capacidad para hacer respetar ese orden e infligir castigos a quien no lo acate.

La línea de desarrollo constante en la película es el tráfico de droga. En toda escena está presente su papel y su importancia, puede ser el camino para ganar dinero, para “perder la virginidad”, para convivir con las personas, para adquirir un estatus de hombre, de adulto.

Cualquier temática en la película encuentra su origen en la falta de oportunidades y la segregación social. Donde ser de las favelas es una marca que dota de características negativas a los individuos e impide sus anhelos de mejora. Resulta ser que no se habla de una situación o de un fenómeno social, se habla de una forma de vida que encuentra sus bases en la misma práctica y que puede ser cambiante según el número de municiones del contrincante que, previamente, compro al mismo sistema.