lunes, 8 de noviembre de 2010

Comentario Tropa de élite


Tropa de élite (2007)
Dir.  José Padilha

El sistema no se preocupa por proteger a la sociedad, el sistema se preocupa por mantenerse a sí mismo. Es la declaración del capitán Nascimento mientras hace su trabajo al frente de un cuerpo policial que no tiene el discurso de la protección a la ciudadanía, es un cuerpo que responde a la violencia emanada del sistema mismo, es decir, de su origen mismo. Parece ser el cuerpo que entra cuando el delicado equilibrio de las favelas es alterado. Entra, impone el orden y sale.

Fuera de sólo presentar la forma de represión en contra de grupos fuera de la ley la película nos muestra esa versión de los “malos”, resultan estar sometidos a problemas como cualquier otra persona. Se saben sometidos ante un sistema que provee de armas a sus enemigos para después buscar arrebatarlas. La película deja claro como todas esas operaciones militares, las muertes y violencia son un esfuerzo para dejar de hacerlo. Son las acciones de un hombre que se sabe en una realidad que no podrá cambiar y de la cual desea escapar.

Si bien la película muestra esa “otra” versión de la mano armada del gobierno, no hace una apología de ello. Debemos rescatar ese punto de reflexión donde se explica la forma en que la vida cotidiana se ve sumergida entre la violencia y la guerra de buenos contra malos. Parte primordial para entender esto es mirar el nivel de corrupción en todas las esferas, como se contraponen esos buenos deseos, llamados leyes, con la realidad misma. Como es inaplicable hablar de justicia, cuando no hay un nivel de reflexión que le permita a las organizaciones de individuos voltear para ver las muertes y las “vidas echadas a perder” a diario entre la pobreza y no seguir adelante con “una marcha por la muerte de un millonario”.

Resulta ser que no es una guerra entre buenos y malos. Resulta ser que el origen de los problemas se encuentre en las instituciones fallidas. En la falta de una visión incluyente por parte de las autoridades y en la falta de un ejercicio de autocritica de los individuos dentro de sus cotidianeidad.  

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